lunes, 19 de enero de 2009

Cuando un día como hoy lo cambia todo.

Perdonad, a lo que leéis de vez en cuando, este parón de casi una semana. He estado dándole unas vueltas hacia a donde dirigir el futuro de este blog, y después de varios días creo que la mejor opción es seguir con la tónica de su título. Ya incidí en un principio en el porqué de este título y en lo bonito que es levantarse cada mañana pensando que hoy va a ser el día menos pensado. Ahora, me gustaría contaros como fue el día menos pensado para mí, hace aproximadamente ahora un año.

Llevaba toda mi vida viviendo en Granada, con mis padres y mi hermano pequeño. Estudié muchos años entre carreras y postgrados, y encontré trabajo en un puesto importante dentro de una empresa de renombre. Tenía pareja desde hacía 7 años, y estábamos empezando a preparar el comúnmente llamado ajuar, para iniciar una vida en común. Mi vida era muy normal y no tenía expectativas de cambio a corto plazo, hasta que mi relación se terminó. Es lo que ocurre cuando te pasas toda la vida sin hablar las cosas, que el día que hablas, resulta que llevas 7 años conviviendo con un extraño al que ni siquiera conoces. A partir de ese momento las cosas empezaron a caer en picado. Mis padres no comprendían (en un principio) porque había decidido terminar con la relación, sus padres se pusieron en mi contra, y la idea de repartirnos los amigos comunes no salió bien. Todo esto empezó a reflejarse en el trabajo, porque no dormía y apenas comía, y encima en mi oficina empezaban a plantearse la idea de hacer una reestructuración de plantilla que sonaba más bien a despidos inminentes. No temía un despido, pero si que me relegaran a un puesto de menor importancia o fuera de mi ámbito de especialización. Las cosas no podían ir peor.

Así estaban las cosas cuando, una mañana cualquiera como la del día de hoy, llegó a mi despacho una llamada de una compañera de la misma empresa, Minerva, pero de la central situada en Barcelona. Desde hacía casi dos años había mantenido conversaciones telefónicas con aquella chica casi cada día por motivos de trabajo, y habíamos terminado haciéndonos amigas telefónicas. Pero aquella mañana, la conversación no se limitó a la rutina diaria.



¿Sabes que van a proponer a alguien de tu central un proyecto de 18 meses aquí?
Habla con tu jefe, te vendría fenomenal un cambio de aires así.

Le dije que no, que me venía muy grande aquello y no me veía con valor, pero yo necesitaba huir de aquí y aquello parecía uno de esos momentos en los que el tren no vuelve a pasar. Nada más colgar el teléfono me dirigí al despacho de mi jefe y le dije que quería ese puesto. La respuesta tardó en llegar 4 días que se me hicieron interminables, pero el puesto fue mío.

2 cosas que decir:

Anónimo dijo...

Muchas gracias, la verdad es que me lo dice muchas gente jajaj.

Y en cuanto a tu post...y yo creyendo que tenía malos días maaadfre mia...Pero esta claro que luego viene algo bueno, o no?? Y nada menos que en BCN!!!! Pasatelo muy bien a parte dde currar mucho, que eso siempre es buena señal;)

Anónimo dijo...

por cierto la del post anterior soy yo: Yanira