domingo, 9 de agosto de 2009

ESTOY EN OBRAS!!!


Está siendo más lento de lo que imaginaba =(
Pronto estará digno a vuestras lecturas.

La isla de Mykonos


Habíamos hablando cientos de veces sobre irnos unos días juntos durante las vacaciones de verano. El destino: La isla de Mykonos, en Grecia.

Mis padres son unos enamorados del país y en especial de esa isla, y durante mi infancia pasamos largos veranos allí. A Alex le había contado montones de anécdotas sobre mi infancia allí, sus playas, sus gentes. Como hacía varios años que no gozaba de vacaciones me moría por volver, y hasta entonces parecía que Alex también.

Pero para cuando llegó Julio hacía semanas que no sabía nada de él y que ni siquiera me cogía el teléfono. Así que aproveché mis primeros 15 días de vacaciones para hacer el viaje que tanto llevaba esperando... yo sola.

Me lo plantee como una oportunidad para descansar, pensar y conocerme a mí misma. Quizás a mi vuelta me hubiera olvidado de Alex. Al menos eso pensé cuando conocí a Dorian.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Marta


Marta era una chica encantadora. Aunque me pesara mucho.

Marta tenía cara de cría y uno de esos peinados de “a lo loco” que tanto admiro pero que yo nunca consigo. Pero un peinado era lo de menos.

Marta tenía lo suficiente para haber aparecido por la oficina de Alex y haberlo enamorado de la noche a la mañana.

Marta no tenía ojeras. Porque no tenía que trabajar casi 10 horas diarias encerrada en una oficina para poner al día una revista de prestigio.

Marta era como él, trabajadora del séptimo arte, y con una sonrisa de ganaba al mundo. Y con unas piernas larguísimas y estilizadas, por cierto.

Marta era el sueño de todo hombre. Lucía, la hermana con la que todos se conformaban.

sábado, 1 de agosto de 2009

Su foto en la cartera


Después de aquel día, ya nada volvió a ser lo mismo.

No se si fui yo la que me iba alejando de él. O si era él, quenotaba que como mis ojos le esquivaban y cambiaba de tema cada vez que salía su nombre. O fue ella, que como es normal solicitaba más tiempo para estar con él.

Pasaron dos meses hasta que puso su foto en la cartera. Y después de pasarme un rato mirándola, él no me dijo nada. Era lo suficientemente guapa como para no hacer comentarios.

Las llamadas nocturnas cada vez se iban espaciando más en el tiempo, cada vez eran más cortas. Cada vez pasábamos menos domingos juntos. Cada vez me contaba menos, cada vez estaba mas lejos.


Y yo cada vez estaba más enganchada.