sábado, 28 de febrero de 2009

Nunca te revuelves el flequillo.




- Explicame otra vez como te caiste en la alcantarilla, por favor …
- No me caí en la alcantarilla, tropecé con ella, ¡y deja de reirte!
- Y te rompiste bien las medias.
- Me hice dos horribles agujeros en aquellas medias, ¡pero no te rias! A ninguna mujer le gusta romperse las medias, ¡de esa manera! Y más en público.
- ¿En qué pensabas?
- Sólo tropecé … quién sabe.


Si supieras que llevaba quince minutos sentada en ese banco, enfrente de aquel pub .. y que cuando te ví me escondí tras un kiosco para verte pasar, y que después decidí seguirte a hurtadillas, a ver donde vivías, pero que te me despistaste en un esquina, y adelanté un poco el paso para encontrarte, y por eso NO VÍ aquella alcantarilla …

- Estaba pensando en mis cosas
- Pues te sientan bien ese tipo de incidentes, estabas muy bonita con el flequillo revuelto. ¡Camarero, otras dos cervezas!
-
Claro …
- Nunca te revuelves el flequillo.


Y me miró con aquellos ojos, y los acompañó con aquella sonrisa, que me dieron ganas de pasarme la mano por la frente y despeinar aquella obra maestra de los flekillos. Pero aún no había confianza.

lunes, 23 de febrero de 2009

Granada


Esta semana me toca pasarla en mi tierra. Al principio, me encantaba. Tres semanas en Bcn, una en casa. Y cuando se acercaba la fecha de pasar esa semana, los nervios no me dejaban dormir el último día, los planes se me amontonaban y cargaba la bolsa de viaje de regalos y anécdotas para mi gente.

Pero desde que apareció Alex, me costaba trabajo moverme de estos pocos kilómetros a la redonda que conforman mi nuevo barrio. Vale que, al ser el hombre mas demandado del mundo, solo tenía unas pocas horas que dedicarme los domingos, pero eran las mejores horas de la semana, sin duda alguna. Y durante la semana, cuando me llamaba por telefono en las noches, sonaba mas cercana su voz cuando estaba allí que cuando estaba en mi casa, a mil kilómetros de distancia. Empezaba a pesar demasiado en mi vida, mas de lo que yo pesaba en la suya por aquel entonces.

Esta semana me toca pasarla en mi tierra. Y ahora me hace menos ilusión que nunca. Porque ya no hay llamadas, ni mensajes, ni emails mañaneros, ni nada que me haga recordar que voy a volver en unos días y voy a pasar otro domingo en mi sofá, el del muelle fuera, viendo cualquier película de cualquier director de cualquier año … en la mejor compañía.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Alex

La primera vez que vi a Alex, fue en el teatro. Me lo había prometido a mí misma y fue lo primero que hize el primer fin de semana que pasé en Barcelona.

La segunda, en un pub irlandes, bebiendo cerveza como cualquier mortal de a pie. Me pasé quince largos minutos mirando la curvatura de su espalda apoyado en la barra. A oscuras, en la esquina opuesta del local.

La tercera, cuando me cogió del brazo y me preguntó si me había hecho daño. Tenía las medias rotas y me había doblado un pie, pero para mí aquello era lo mejor que podía pasarme.

La cuarta, en el mismo pub irlandes de la segunda vez. Esta vez nos separaban pocos centímetros, y pude adivinar de que color eran sus ojos.

La quinta, la sexta, la séptima y todas las demás pasaron demasiado deprisa ....

La última, anoche, demasiado lejos, y cerca a la vez.

lunes, 16 de febrero de 2009

domingo, 15 de febrero de 2009

Grace Kelly




www.quedeletras.com

lunes, 9 de febrero de 2009

Terrible Soledad.


Cuando cambias toda tu vida de un día para el otro, el subidón no te deja dormir en varias noches. Te sientas en tu nuevo sofá y nisiquiera puedes prestar atención a lo que ves en tu nueva tele. Vale, tu nueva casa no es tan grande como la que vivias con tus padres, el sofá tiene un muelle fuera (algo que no consentiría tu padre) y tu cuarto te parece demasiado sobrio. Pero todo es tan nuevo para tí que te parece perfecto.

Pero cuando tu nuevo todo empieza a ser el todo de cada día, es cuando reparas en otras cosas mucho mas importantes que una tele, un sofá o un trabajo, que al fin y al cabo es lo que re ha traido aquí. La independencia empieza a menospreciarse cuando descubres lo que significa la soledad. Vale, que está aquí Minerva, y que me ha tratado como una reina desde que llegué, pues no me ha faltado nada con ella. Vale, que el telefono no deja de sonar porque toda mi gente quiere saber como estoy por estas tierras. Pero cuando colgaba el telefono, me encontraba con que estaba terriblemente sola.

Qué dificil es compartir todo con nadie. Cuántas miradas se han perdido en la soledad de mi salón sin nadie que las interpretara. Cuandos chistes me hice a mí misma, buscando una carcajada de aprobación. Cuantas veces eres capaz de echar de menos hasta la última gota del gotele de tu casa.

Por eso cuando apareció Alex en mi vida, me aferré a él como a un clavo ardiendo.