lunes, 23 de febrero de 2009

Granada


Esta semana me toca pasarla en mi tierra. Al principio, me encantaba. Tres semanas en Bcn, una en casa. Y cuando se acercaba la fecha de pasar esa semana, los nervios no me dejaban dormir el último día, los planes se me amontonaban y cargaba la bolsa de viaje de regalos y anécdotas para mi gente.

Pero desde que apareció Alex, me costaba trabajo moverme de estos pocos kilómetros a la redonda que conforman mi nuevo barrio. Vale que, al ser el hombre mas demandado del mundo, solo tenía unas pocas horas que dedicarme los domingos, pero eran las mejores horas de la semana, sin duda alguna. Y durante la semana, cuando me llamaba por telefono en las noches, sonaba mas cercana su voz cuando estaba allí que cuando estaba en mi casa, a mil kilómetros de distancia. Empezaba a pesar demasiado en mi vida, mas de lo que yo pesaba en la suya por aquel entonces.

Esta semana me toca pasarla en mi tierra. Y ahora me hace menos ilusión que nunca. Porque ya no hay llamadas, ni mensajes, ni emails mañaneros, ni nada que me haga recordar que voy a volver en unos días y voy a pasar otro domingo en mi sofá, el del muelle fuera, viendo cualquier película de cualquier director de cualquier año … en la mejor compañía.

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