lunes, 21 de diciembre de 2009

Los días oscuros


Pasaron los días, las semanas … quizás los meses. Y lucía comenzó a conformarse con las migajas que le sobraban a Marta.
Empezó a conformarse con las llamadas de Alex cuando Marta aún trabajaba, con sus visitas furtivas a la oficina, con que no respondiera casi nunca a sus llamadas, con sus emails una o dos veces por semana … Con poco.

Y lo peor que le podía pasar a una persona ambiciosa (y enamorada hasta la médula) era empezar a conformarse. Pero no veía otra solución menos dolorosa, al menos no a corto plazo.

Los días volvieron a hacerse oscuros y solitarios, como cuando llegó nueva a la ciudad, hacía ahora un año.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Me encanta mirarte.


Me encanta mirarte.


Así veo tu sonrisa, preciosa aunque forzada, y acompañada de unos ojos que intentan agradar, pero que gritan a voces que están heridos, que necesitan un abrazo unos segundos mas largo de lo normal.

Me encanta mirarte.

Y sorprenderme cuando incluso con dolor me dices guapa, cuando me preguntas como estoy cuando eres tú el que necesitas todos los piropos del mundo, todos los besos que, de estar en mi mano, pudiera darte. Imagino tu cara en el después, y créeme que te favorece.

Me encanta mirarte.


Para notar que haces un esfuerzo por sonreírme, porque según tú me lo merezco. Por encontrar tanta bondad en esos preciosos ojos, en tus pocas palabras, en las que imagino que serán tus muchas y solitarias lágrimas.

Me encanta mirarte.

Y ojalá te sirviera de consuelo en algún momento.