viernes, 26 de febrero de 2010

Llueve




Un día mas, el sonido de la lluvia golpeando mi paragüas como única compañía.


Una vez mas, la melancolía llueve.

sábado, 20 de febrero de 2010

... ser tu amiga.




No hace falta que te diga

que me muero por tener algo contigo

Es que no te has dado cuenta

de lo mucho que me cuesta ser tu amigo

Ya no puedo acercarme a tu boca

sin deseártela de una manera loca

Necesito controlar tu vida

saber quien te besa, quien te abriga


No hace falta que te diga

que me muero por tener algo contigo

Es que no te has dado cuenta

de lo mucho que me cuesta ser tu amigo

Ya no puedo continuar espiando

día y noche tu llegar adivinando

Ya no se con que inocente excusa

pasar por tu casa


Ya me quedan tan pocos caminos

y aunque pueda parecerte un desatino

no quisiera yo morirme sin tener

algo contigo

domingo, 14 de febrero de 2010

Mejor no estropear las cosas



Habían pasado casi tres meses desde el cumpleaños de Alex. Desde aquel beso. Desde aquel día, nuestra relación había vuelto a ser la misma. Nos veíamos de vez en cuando, me visitaba a la oficina o nos encontrábamos por el barrio. Nos contábamos en unos minutos como nos iban las cosas y después cada uno seguía con su vida. Pero había una diferencia, y es que cada vez que se iba me quedaba vacía por no haber encontrado una respuesta, sobre aquel beso.

Una noche, estando sola en casa, y tras darle muchas vueltas, decidí que ya era el momento de salir de dudas y pedir explicaciones. Así que cogí el coche y me presenté en la salida de su trabajo, como hice aquel día.

- ¡Lucía! – gritó desde el final de la calle, acercándose a mi coche - ¿Qué te trae por …
- ¿Porqué me besaste?
- ¿Qué?
- Si, que por qué me besaste, el día de tu cumpleaños. ¿Por qué me besaste?
- ¿No te gustó? – dijo tras una pausa, con una sonrisa un tanto avergonzada.
- Necesito saber, saber qué te llevó a besarme. Necesito una respuesta Alex.

Se dio cuenta de que hablaba muy en serio. Quizás por la forma en que apretaba los dientes, o por como luchaba por aguantar las lágrimas con cierto orgullo. Cambió su expresión y entró en el coche.

- Yo también estoy confundido, Lucía – dijo en un tono suave, mientras miraba fijamente al parabrisas – muy confundido … Solo se que me apeteció, y lo hice. No se decirte nada más.

Me quedé callada. Aunque no era una explicación clara, ni convincente, ni mucho menos reconfortante, me bastaba de momento.

- Te visito mañana a la oficina, a la hora del desayuno ¿Vale? – dijo mientras me daba dos besos en las mejillas – Mejor no estropear las cosas.

Esa noche dormí mejor, pero no más tranquila.

domingo, 7 de febrero de 2010

El antes y el después.


Hubo un antes y un después de aquel beso, para mí.

Era lo primero que recordaba al levantarme y lo ultimo en que pensaba antes de dormir. Y entre medias tenía ese beso pegado a mis labios y pesándome sobre los hombros las 24 horas del día.


Hubo un antes y un después de aquel beso, para él.

Pero ambos eran iguales. Parecia no haberle significado nada. Solo que cuando me miraba, por una milesima parte de segundo parecía decirme "¿Recuerdas?"


Nunca, nunca, nunca, nunca sería bastante.