jueves, 21 de octubre de 2010

Hablando de clavos.




Minerva - ¡Qué cobarde me parece! Luego dicen de nosotras, a los hombres no hay quien os entienda – dijo mientras dirigía su mirada a Jordi, que comía un croissant en nuestra mesa.
Jordi- A mi no me mires que no se ni de qué hablais.
Lucía - Definitivamente, de esta historia ya no queda nada por sacar. Se acabó.
Minerva - ¿Porqué no vas a hablar con él? El problema es que te ibas, y ahora estás aquí, eso cambiará algo ¿no?
Lucía – Y si no es esto, será otra cosa, y siempre habrá una excusa para que pase de mi. Hemos estado uno frente al otro, y parecíamos dos extraños. ¡Como si nada! Ya no hay nada más que hacer - dije con los ojos fijos en la taza de café.
Minerva - ¿Tú qué opinas, Jordi?
Jordi – Pues yo no conozco de la historia la mitad, no me veo capaz de opinar.
Minerva – Te pongo al día: Lucia y Alex se conocen y se hacen muy amigos. Lucía se enamora terriblemente de él pero no conoce cuales son los sentimiento de él hacia ella. El conoce a otra chica y se hacen novios, deja de lado a Lucía y con el tiempo vuelven a retomar el contacto. El día de cumpleaños de él se besan, pero él hace como si nada y le dice que no quiere estropear las cosas. Al tiempo la invita a una fiesta y follan …
Lucía- ¡¡Minerva!!
Minerva - ¡¡Estoy resumiendo ¿vale?!! Pues eso, y a los días va el tío y le dice que el problema siempre ha sido que Lucía tenia que volver a su ciudad, pero que el tambien estaba enamorado de ella.
Jordi – Pero ahora estás aquí.
Lucía – Si …
Minerva – Si, y se encuentran y el chico no hace ni dice nada …
Jordi – Pues yo solo te diría Lucía, que debería quererte mucho para que te calentaras la cabeza por un tipo así. Él se pierde a una chica tan estupenda como tú. – dijo mientras sonreía y se levantaba de su taburete, rumbo a la oficina de nuevo.
Minerva – Oye Lucía –susurró en voz baja junto a mi oído - apuesto a que no te has fijado como te mira este yogurín. Dicen que un clavo quita a otro clavo, ¿no?

jueves, 7 de octubre de 2010

Cuando saltan chispas


Hay muchas expresiones populares que utilizamos para una misma sensación. Esa de quedarte enganchada a otros ojos, mientras la piel se te pone de gallina, el estómago de pliega y el corazón se te sube al cuello. Se dice entonces que surge un flechazo, que sientes mariposas en el estómago, que sientes lanzar cohetes o que saltan chispas. Menos mal que es una forma metafórica de hablar, porque si no aquella mañana hubieran echado a arder mi rebeca beige de mala manera.

Al doblar la esquina, como ya estaba acostumbrada que pasara tantas veces en mi imaginación, me lo encontré de frente. Pero esta vez era real, tanto que hasta sentí llegar hasta mí su perfume. Nos miramos, nos sorprendimos, y nos quedamos como esculturas de mármol esperando ser acariciadas por cualquiera. Después de unos interminables segundos, avanzamos tímidamente a saludarnos, provocando un caos. Nos dimos un híbrido entre beso en la mejilla y un abrazo blando y tímido, de esos que se acercan pero no se tocan, nada que ver con los abrazos fuertes y apretados del pasado, esos besos cariñosos que nos marcaban las mejillas, que salían tan de dentro. Todo muy torpe.

Nos ofrecimos unos cuantos “qué tal”, “cómo te va”, hasta llegar al esperado momento. Ese que esperaba desde hacía tanto tiempo y que me revolvía las tripas por las noches, al irme a la cama.

- Te hacía ya en Granada …
- Me quedo – dije con voz rotunda, acompañada con una amplia sonrisa- Al final me quedo …

Nos quedamos en silencio. Un silencio incomodo, en el que ambos nos leíamos en los ojos aquella ultima conversación que mantuvimos. Aquella en la que le pregunté qué pasaría si me quedara y que no obtuvo respuesta. Y que yo había dejado todo por averiguarla. A estas alturas, ya ardía medio Gràcia.

- Me alegro mucho de verte, de verdad – dijo mientras posaba su mano sobre mi brazo y me regalaba una sonrisa cortés. Si necesitas cualquier cosa, ya sabes donde ando.

“Te necesito a ti” - me grité para adentro, mientras nos despedíamos y seguíamos cada uno su camino. - Maldita sea, te necesito a ti.

lunes, 4 de octubre de 2010

I've been spending my time ...

... en muchas cosas, menos aquí, y lo siento muchísimo. Me gustaría daros una explicación un poco mas extensa a mi ausencia por estos lares. Mi vida está cambiando mucho en las ultimas semanas y están pasando cosas muy bonitas en ella, pero contároslas ahora rompería el ritmo de esa "biografía" que os voy relatando poquito a poco. Así que intentaré ir "más deprisa" y dejaros alguna pildora de vez en cuando.

Gracias por seguir ahí, se que soys muchas personas las que leeis este blog, y saber de vosotros y vosotras me anima mucho a seguir.





¡¡¡¡Gracias!!!!

viernes, 20 de agosto de 2010

A doblar la esquina.


Cuando volví a Barcelona (y pinté las paredes y colgué mis propios cuadros) empezó una nueva etapa de mi vida. Mi despacho era mas grande, tenia dos compañeros nuevos y mis responsabilidades para con la empresa era otras. Vamos, que no le iba a faltar adrenalina a mi vida. Pero siempre, siempre, siempre sentía ese vacio. Ese nosequé tan dificil de explicar que me parecía un agujero en el estómago. Esa maldita sensación de faltarte algo, de respirar poco aire. Ese teléfono que no suena, esas palabras que no has dicho pero que retumban en tu cabeza cuando menos te lo esperas. A estas alturas me imagino que sabeis de quién hablo.

Me sentía tan extraña. Él había sido un todo en aquellos días de invierno en Grácia. Había conpartido todos los momentos importantes en esa ciudad, en ese barrio. Habíamos sido un apoyo el uno en el otro ... amigos. Y todo eso se había roto de la noche a la mañana, en una fria y corta conversación en la que nos habíamos confesado que nos necesitabamos, pero nos habíamos dicho adios.

No lo había llamado. Me seguía sintiendo culpable de caminar por aquel barrio mientras el pensaba que ya estaba haciendo vida en mi tierra, que estaba a casi mil kilómetros de allí. Pero a lo mejor ya no le importaba, se había olvidado de mi en esos casi seis meses sin contacto.

En esto mismo pensaba mientras caminaba con el pan en la mano, por aquella plaza que tantas veces nos había visto sentados en un banco, donde nos hicimos nuestra primera foto juntos. En esto mismo pensaba cuando, al doblar la esquina, me lo encontré de frente.

martes, 10 de agosto de 2010

Mi hogar.



Acabaron las vacaciones, y volví a Barcelona. Entré a mi apartamento, y todo parecía tan distinto. Había pasado los últimos 18 meses allí, y ahora me sentía extraña sentada en su sofá. Quizás se debiera a que siempre había visto ese apartamento como una transición, como una estancia con fecha de caducidad de 18 meses, y nunca como algo mío. Por eso aún no había arreglado ese muelle que sobresalía su sofá, ni me había planteado cambiar la distribución del salón ni utilizar el cuarto vacío como vestidor. Solo me preocupaba como iba a quitar esas cortinas que me había hecho mi madre antes de venir por primera vez, ya que me costó muchísimo ponerlas. También me preguntaba como quedarían en mi casa de Granada, cuando volviera. Pero ahora todo eso cambiaba. Mi estancia se volvía indefinida desde aquel momento, tenía un contrato fijo que me ataba a esa ciudad, hasta que yo quisiera. Me costó un rato digerirlo. Digerir que a partir de aquel momento no estaba en Barcelona por trabajo, sino que aquella ciudad me acogía como a una catalana más. Digerir que aquel era ahora mi hogar.

- Soy de aquí. – Me dije en voz alta.

Como no acaba de convencerme, fui a comprar kilos de pintura de colores para pintar las paredes e mi nuevo hogar. Me quedaban por delante muchas tardes de bricolaje.

jueves, 22 de julio de 2010

Pequeñas cosas que te arreglan un día



- Encontrar un euro en un bolsillo
- Un niño jugando.
- Un “Gracias”
- Los flash de limón.
- Despertar y saber que aún te quedan horas por dormir.
- Una canción que hace siglos que no escuchaba.
- Que me digan “guapa”
- El olor a mojado.
- Dos personas de la mano.
- Estrenar zapatos.
- “Valerie”, de Mark Robson.
- Las olas del mar.
- Recibir un mensaje en el contestador.


¿Qué cosas os alegran el día?

martes, 13 de julio de 2010

Impulso




Un día voy a echarme sobre tu hombro, y cuando levante la vista te voy a pillar mirando. Entonces no me hago responsable de poner mi frente junto a tu mejilla y darte un beso.


Si es que andas provocando.

domingo, 11 de julio de 2010

Un descansito


Hola a todo el mundo!!



Espero que disculpeis mi ausencia por estos lares, pero he estado tomándome un descansito por mi tierra, que falta me hacía y merecido lo tenía.

Ya me pongo con el blog, con las cosas que pasan, y con mi biografía que la tengo un poco atrasada.



Besos y abrazos!

sábado, 12 de junio de 2010

¡Por las mujeres!


Hubo una fiesta en la empresa para celebrar la aprobación del proyecto, y con él la incorporación del departamento interno. Mi superior anunció oficialmente que me quedaba en ese puesto, y mis compañeros compraron una tarta. Aquella misma noche conocí a los que después serían mis nuevos compañeros y mi mano derecha: Paula y Jordi.


Minerva llevaba un sombrerito de cartón y una guirnalda al cuello, estaba muy contenta. Me cogió de la mano y me llevó a mi despacho


- Tengo una sorpresa - dijo.


Nos sentamos sobre la mesa de mis despacho, con los brazos rodeándonos las piernas, como dos niñas rebeldes. Descorchamos una botella de champán y brindamos.


- ¡Por las mujeres! ¡y nuestro futuro profesional!


Dimos un trago largo, como el último de los domingos por la tarde antes de volver a casa. Después me dió una cajita, en ella un colgante de plata con un lazo morado.


- Es tu regalo, para que nunca olvides lo muchísimo que vales, y lo mucho que te quiero.


Nos fundimos en un abrazo largo, y empezaron a brotar lágrimas de mis ojos. Los últimos meses habían sido muy duros para mí, la presión de todo el proyecto, y todo lo que había pasado con Alex. Ella había sido mi sustento todo este tiempo. Se lo debía todo.


- Ahora esta decisión es tuya - dijo, mientras me acercaba el teléfono de la oficina - ¿Crees que debe saber que te quedas?


Mantuve el teléfono en las manos unos instantes, quizás rocé con mis dedos por unos segundos la primera tecla. Recordé aquella última conversación, aquellas palabras que me decían que todo se había jodido porque yo me iba. Colgué.


- ¡Por las mujeres! - y brindamos, una vez más.

miércoles, 2 de junio de 2010

Cuando te dejas la vida en un abrazo


Es un abrazo normal. Pero sabes que esos pocos segundos son los únicos que vas a tener para decirle muchas cosas sin que escuche el mundo entero. Para poder decirte a tí misma que ha sido tuyo, aunque solo sean unos efímeros segundos. Por eso, cuando se produce el abrazo, aprietas los brazos contra su cuerpo, intentando escuchar sus pensamientos, rebobinando miles de ideas mientras aspiras su aroma.


¿Habrá sentido él lo mismo?

sábado, 29 de mayo de 2010

Una posibilidad.


Pero sí que había una posibilidad de quedarme.

Hacía meses que lo sabía. Si el último proyecto que presentábamos salía bien, la oficina podía solicitar un departamento interno y fijo, y si así sucedía ya me habían ofrecido ese puesto. Pero todo tenía que salir muy bien, quizá por eso nunca me lo tomé muy en serio. Alguna vez se me había pasado por la cabeza unos instantes, pensando en Alex. Pero era demasiado arriesgado dejarlo todo, una vida cómoda en Granada, familia, amigos, solo pensando en alguien cuyos sentimientos nunca había tenido claros.

Hasta ahora. Desde aquella ultima conversación con Alex, la balanza se había inclinado notablemente hacía la opción de desestabilizar mi vida por completo. A ver qué pasaba.

Los cuatro meses que quedaban hasta el final de mi proyecto los dediqué a dos cosas únicamente. La primera, a trabajar, trabajar y trabajar día y noche para sacar ese proyecto adelante. Y sí, para quedarme. La segunda, a escribir en este blog.

Y seguro que ya lo sabéis, pero me quedé.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Recuérdame



Recuérdame que escriba en un papel todas esas frases ingeniosas que se me ocurren muy de vez en cuando.

Recuérdame que me haga una foto cada vez que voy en el bus y pienso en ti, para comprobar cómo ven los demás mi cara de idiota.

Recuérdame que respire muy profundo cada cierto tiempo y alcance a sentir ese olor marino.

Recuérdame que tengo que olvidarte, un día de estos. Empiezo el lunes.

Pero sobre todo, recuérdame.

domingo, 9 de mayo de 2010

Con lo poco que quedaba





Con lo poco que quedaba de lo mucho que empezó se terminó nuestro amor. Yo lo mío, tú lo tuyo, algo tuyo algo mío hemos perdido los dos.


Tanta emoción racionalizada que acabé sin sentir nada.


Con lo pronto que empezamos a decirnos al oído “eres mi vida, mi amor”, y ahora solo nos miramos y con suma elegancia nos decimos adiós.


Con lo cerca que estuvimos de sentir la perfección, ahora nos vamos y yo que ando siempre despistada nunca encuentro lo que busco, y esta vez se escapó. ¿Que pudo mas? ¿Mi falta de constancia o tu falta de atención?






viernes, 30 de abril de 2010

Lo que pasó, pasó.


Domingo por la noche. Me había pasado todo el fin de semana metida en el piso. El no saber de Alex me tenía bastante intranquila, y pensar que me estaba evitando me revolvía el estómago. No me encontraba con ánimos para salir de casa, así que allí estaba en mi salón con la tele puesta y frente a una ensalada de queso que el cuerpo no me pedía.

Sonó el timbre. Mire por la mirilla, era él. Pero solo me bastó ver su cara para saber que no traía buenas noticias. Se sentó en silencio en la silla del comedor, junto a mi ensalada. Fue incómodamente directo.

- Lo que pasó, pasó - dijo.

Después comenzó a soltar un discurso paternalista que traía preparado de casa. Un discurso que hablaba de la amistad, de la diferencia de edad entre los dos, de la libertad que yo podía aprovechar, de su vida “ya resuelta”, de Marta.

- Algún día lo comprenderás, y verás que fue lo mejor – dijo tratando de cerrar su discurso.

Se quedó sentado en la silla, con la espalda encorvada y mirándome a los ojos, esperando una respuesta conformista por mi parte.

- ¿Y no llegaste a esa conclusión la otra noche? – Dije levantándome de un salto de la silla y apretando los labios - ¿Eh?

- ¡Te vas a ir, Lucía! ¡Te vas! – me gritó mientras también se levantaba - Y ¿Qué crees que pasará después? ¿Crees que no he pensado nunca en eso? ¿Qué tu proyecto aquí era de año y medio, y que el tiempo se acaba? He pensado en eso todos y cada uno de los días desde que te recogí del suelo hace un año ¿Y qué haría yo cuando te fueras? – Volvió a sentarse, un poco más sereno- Las cosas hubieran sido muy distintas si tu estancia aquí hubiera sido indefinida. Pero si hubiéramos empezado algo tú y yo, hubiera sido una locura luchar cada día contra esa fecha de caducidad. Yo tengo un trabajo que me asfixia y me ata a Barcelona, y tú vas a volver a Granada donde te esperan en tu trabajo y donde las cosas son más fáciles para ti. Mira, me ha sido muy difícil ser objetivo todo este tiempo y resistirme a que no pasara nada, y conocer a Marta fue mi solución. Pero fallé y no pude evitar que pasara lo que pasó aquella noche. Fracasé en mi intento de poner distancia entre nosotros. Lo que pasó no es lo mejor.

Permanecimos en silencio unos segundos, largos como minutos u horas, interrumpidos solo por el sonido del tic tac del reloj de mi comedor. Aquellas palabras parecían no tener réplica. Por momentos, pensar que había pensado en mí me conformaba.

- ¿Y si me quedara? – le dije.
- Sabes que no puedes.
- Pero … ¿Si pudiera ser?
- Lucía - dijo levantándose de nuevo- No arriesgues todo lo que has conseguido en esta vida, por un payaso como yo.


Cerró la puerta tras de si. Se había acabado todo.

sábado, 24 de abril de 2010

Sin Respuesta.



Jueves – 13:17

De: Lucia@...
Para: Alex@...

Asunto: ¿Podemos hablar?

Hola Alex:

Acabo de llamarte al móvil, imagino que estás ocupado o grabando algo, porque no lo has cogido. Solo era para decirte que me gustaría que habláramos. Me imagino que después de una siesta reparadora, tendríamos algo que decirnos ¿no? ;) Dime cómo podríamos hacerlo.

Un beso, Lucía.

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Viernes – 09:35

De: Lucia@...
Para: Alex@...

Asunto: FW: ¿Podemos hablar?

Hola Alex:

No se si leíste un mail que te escribí ayer por la mañana. Te intenté llamar un par de veces más por la tarde. ¿Tan liado estás? No me atrevo a llamarte más. No te conté que estuvo aquí Marta, un poco enfadada. Por favor llámame cuando leas esto, ¿si?

Un beso, Lucía.

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Viernes – 22:42

De: Lucia@...
Para: Alex@...

Asunto: FW: FW: ¿Podemos hablar?

Hola Alex:

Oye, me tienes un poco preocupada, no consigo dar contigo, ni por teléfono ni por aquí, pero te veo conectado en Twitter así que imagino que problema de conexión a la red no es. ¿Has tenido algún problema con Marta?

Contéstame para quedarme más tranquila.

Un beso, Lucía.

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Domingo – 13:02

De: Lucia@...
Para: Alex@...

Asunto: FW: FW: FW:¿Podemos hablar?

Leerte en Twitter me deja tranquila al comprobar que sigues vivo. ¿Porqué no te pones en contacto conmigo? ¿Hay algún problema?

Lucía.


lunes, 19 de abril de 2010

Canción para ser feliz.







En la barra lateral os he dejado un regalo. Una canción para que nunca olvideis que teneis la obligación de alcanzar vuestros sueños, y que estos nunca son imposibles si los deseamos de corazón.

viernes, 16 de abril de 2010

Con un portazo.


Todavía no había presionado el dedo índice en el primer número, cuando sonó el interfono. Miré a través del cristal para encontrarme con una Minerva con la mano en la boca y ojos como platos, mientras que por el altavoz sonaba su voz entrecortada “Tranquila Lucía, que va” me dijo.

Sin saber todavía como interpretar esas palabras, la puerta de mi despacho de abrió estrepitosamente, y unas voces de mujer entraron a través de ella.

- ¡Tú!, vamos a hablar, ¿eh?. – dijo la voz.

Una Marta con los ojos desbocados y la mandíbula apretada acababa de aparecer en mitad mi despacho, como si en mi frente llevara escrito con un luminoso que acababa de tirarme a su hombre. Se acercó a mi mesa y dejo caer sobre ella el peso de su enorme bolso, mientras permanecía de pie frente a mí, mirándome a los ojos (y sospecho que conteniendo un buen tirón de pelos) “Lo sabe” pensé.

- ¿Dónde pasó la noche Alex? – me espetó en la cara sin dejar de mirarme
- ¿Y porqué iba yo a saberlo? – contesté inmóvil en mi silla, sintiéndome por primera vez sucia y rastrera por intentar parecer tan creíble.
- Mira, tú. No es secreto para nadie que anoche estuvisteis en el sarao ese juntos – dijo mientras apoyaba ambas manos sobre mi mesa y se inclinaba ante mí- A los cinco minutos de llegar ya me habían llamado diez veces para decírmelo. Y hasta las 7 de la mañana Alex no ha hecho aparición por nuestra casa. Te lo puedo explicar con menos sutileza – Y me pegó una puñalada con sus preciosos pero muy enfadados ojos verdes. Curiosamente, en ese momento yo me preguntaba porqué esa chica iba tan divina siempre, cabreada incluso.
- No se qué hizo después de dejarme en casa - (¡MALDITA ZORRA MENTIROSA! Me grité a mí misma)
- Oye mira, nunca me has gustado. Desde que supe que existías, no me hiciste gracia. Y mucho menos cuando descubrí que había fotos tuyas en nuestra casa. Y tus llamadas, y tus e-mails, y tus historias para verte siempre con él, y siempre tú saliendo en las conversaciones de Alex. Y el rollito ese de colegas que os traéis, patético. No me caes bien, estorbas en mi vida, y realmente pienso que le das mucha pena a Alex. Solo he venido a decirte que desaparezcas de su vida así – me zampó un chasquido a centímetros de mi nariz- y que no aparezcas más, porque entonces a lo mejor no voy a ser tan sutil. ¿Entendido?

Me di cuenta que no había sabido qué contestarle, cuando oí el portazo que dio mi puerta, con el que mi título universitario se desprendía de la pared y se hacía añicos contra el suelo.

sábado, 10 de abril de 2010

Te odio

Te odio. Por la nota que dejaste al despertar, huyendo.
Te odio. Por los días que has estado sin estar, dentro de mí
Te odio. Por dejarme a medias antes de llegar, al extasis.
Te odio. Por tu boca que carece de verdad, y sigue así.
Te odio. Como nadie en este mundo te odiará.
Te odio. Como no se puede odiar a nadie más.

Te odio.
Porque siempre sigues, siempre sigues, siempre sigues, siempre sigues ahí.

Te odio. Tanto que podria hacerte resucitar, del miedo.

Olvidaste en mi alma el cuaderno en el que solias preguntar
"Cuantos dias quedan para vernos" Tengo el corazon apunto de estallar.

Te odio. Como nadie en este mundo te odiará.
Te odio. Como no se puede odiar a nadie más.


Te odio. Te odio. Te odio. Te odio. Te odio.

Te odio - Los Seis Días.

martes, 6 de abril de 2010

Bajarte de las nubes.



Minerva- ¿En serio? – Exclamó a punto de derramar su café.
Lucía- ¡Y tan en serio! ¿De donde crees que aparecieron estas ojeras? Ay, Minerva, ¡estoy que no vivo! – y una vez más, se marcaron sus pómulos y le ocultaron sus ojos marrones.
M- ¿Ya está todo solucionado, entonces?- le dijo a media voz mientras agarraba las manos de Lucía.
L- Si … bueno ¿el qué?
M- Os acostasteis.
L- Si si si, claro – sus ojos se hacían más pequeñitos conforme sus pómulos crecían.
M- y …
L- …¿y?
M- ¿Hablasteis?
L – ¿cómo que si hablamos?
M- Lucía – dijo dirigiéndose con rostro serio - ¿No hablasteis de vosotros?
L- … no
M- ¿Y Marta?
L- ¡ehhhhh! – gritó con un carrillo lleno de croissant- No me agües la mañana.
M- ¡Lucía! Te lleva de fiesta, te besa, se va de tu cama. ¡Pero no habláis de vosotros!

Lucía se queda en silencio, sin saber qué contestar, mirando los posos de su café. Hasta ese momento no lo había considerado necesario.

M- Eres la otra, Lucía.
L- ¡Tia! ¡Ya está bien! – Haciendo ademán de levantarse de la silla – Eres especialista en desmoralizarme. ¿Por qué no puedes quedarte con lo bueno?
M- ¡Eh! ¡de aquí no te mueves! Por lo menos hasta que no cumpla mi cometido, que sabes de sobra cual es – dejó descansar sus hombros, mientras miraba con gesto triste a Lucía- Bajarte de las nubes. Mira, lo mejor es que hables con él. Pregúntale qué siente, qué significó aquello. Estás tan ilusionada Lucía, que no quiero que todo esto no signifique si no otro golpe más. De sobra sabes que soy la primera en alegrarme, pero quiero asegurarme de que me alegro por un buen motivo. Que vas a hacer las cosas bien.

Lucía le da un abrazo a Minerva. Le da gracias por su objetividad. Se marcha a su despacho arrastrando los pies (y no a saltitos como hacía unas horas) Se queda unos minutos pensando en las palabras de su amiga y en la importancia que tienen, mientras mira el teléfono. Todavía siente el perfume de Alex en algunos mechones de su cabello. Inspira su fragancia con fuerza, a la vez que descuelga.

jueves, 1 de abril de 2010

VUESTRA ENTRADA FAVORITA


Hola a los que leeis este blog:

Hoy estaba haciendo cálculos, y he descubierto que llevo tras de este blog ¡60 entradas! (61 con esta que escribo) No me imaginaba que mi vida en estos últimos dos años hubiera sido tan interesante como para escribir tanto sobre ella. Que nostálgia ...

Pues repasando me ha entrado curiosidad por haceros una pregunta:

¿Cual ha sido vuestra entrada favorita?

Espero que os animeis a comentar, para mí es muy importante saber qué opinaos los que estais al otro lado de la pantalla, que sois los que me dais fuerzas y ánimos para seguir contando ...

domingo, 28 de marzo de 2010

Un regalo.


En mis momentos de ensoñación, me gusta poner letra a las canciones instrumentales.

Entonces se convierten en pedacitos de amor tan hermosos, que me gustaría meterlas en una caja y dejarla a las puertas de tu casa. Para que la abras, y te enamores. Como yo.

¿Quieres probar tu también?

domingo, 21 de marzo de 2010

Esto tenía que pasar




Lucía y Alex hicieron el amor.

Ella lo sospechó cuando despertó y encontró a Alex durmiendo a su lado. Lo confirmó cuando, al mirar bajo las sábanas, descubrió que ambos estaban desnudos. Pero ella, perjudicada por el alcohol, no recordaba apenas nada de lo acontecido en esa cama. Solo imágenes sueltas que perfectamente podían haber formado parte de un (muy buen) sueño. Recordaba los dedos de él apartándole un mechón de la cara, sus manos clavándosele con fuerza en las caderas, el escozor de sus uñas clavadas en su espalda. Poco más. De todo aquello Lucía solo conservaba unas terribles agujetas en los muslos. Como antiguamente le pasaba.

Empezó a hacerse una larga lista de preguntas que quizás jamás tendrían respuesta. ¿De quién de los dos habría sido la iniciativa? A Lucía siempre le preocupaba desnudarse delante de un hombre. En esos momentos, nunca sabía como hacerlo de manera correcta para no parecer demasiado ansiosa, pero tampoco perder el ritmo del calentón. Le daba tantísima vergüenza. Y se seguía haciendo interminables preguntas ¿habría sido un polvo salvaje, o uno lento y romántico? ¿Habría disfrutado? ¿Se habrían hablado al oído?

Mientras todas esas preguntas rondaban su mente, Alex se despertó. Se giró de costado y con los ojos aún somnolientos, iluminó la mañana a Lucía con una de sus encantadoras sonrisas. Se miraron unos instantes sin decirse nada, pues en esas condiciones no hacía falta. El agrandó más si cabe su sonrisa y atrajo el cuerpo desnudo de Lucía hacía el suyo. Se besaron, y entrelazaron sus piernas mientras Alex retiraba el flequillo de la frente de Lucía.

En esta ocasión, y con los cinco sentidos intactos, Lucía sintió por segunda (o por primera vez) su cuerpo sobre el de Alex, los brazos de el rodeando su espalda, el aliento de su boca entreabierta sobre su pecho.

- Esto tenía que pasar – dijo Alex, con la respiración entrecortada y en pleno clímax.
- Te amo – susurró ella en un gemido ininteligible.


Cuando Alex se fue, Lucía comenzó a preguntarse si alguien le quitaría lo bailao.

lunes, 15 de marzo de 2010

Cuando menos te lo esperas (II)



A duras penas cogimos un taxi. La gala fue un aburrimiento pero aprovechamos bastante la fiesta de después, sobre todo cuando empezamos a perder la cuenta de las copas que llevábamos. Y no, no era pronto. Alex le dio al taxista mi dirección, ya se iría él andando después de dejarme en casa. Llegamos a mi portal e hicimos acopio de despedirnos, entre risas y traspiés varios. En uno de ellos, me abrazó por la cintura y se quedó mirándome unos eternos segundos, mientras mantenía una mueca de sonrisa en su cara. Me gustaba imaginar qué pensaba en esos momentos. Agachó un poco la cabeza, hasta ponerla a mi altura, y volvió a hacerlo. Nos besamos unos segundos, mientras subía sus manos por mi espalda hasta llegar a mi cuello. Me miró, no dijo nada y se limitó a sonreir. Me siguió besando mientras calentaba mis mejillas con sus manos. Por primera vez reaccioné, abrazándolo hacia mi con mucha fuerza, que al echarnos sobre la puerta, esta se abrió.

- Sube – dije casi sin querer.

Recuerdo poco más. La fuerte luz del ascensor deslumbrándonos mientras nos besábamos, algún tropezón en el rellano, mis llaves cayendo en el parquet del recibidor de mi casa, la oscuridad …

domingo, 7 de marzo de 2010

Cuando menos te lo esperas (I)




Son las 7 de la tarde, y Lucía está tumbada en el sofá. Acaba de llegar de trabajar y lo único que le interesa es dejar reposar sus pies hasta la hora de cenar. Bueno, quizás sea lo único que le interesa. Piensa en Alex y en si habrá empezado ya la gala de premios a la que está invitado esa misma tarde. Pone la tele, pero no hay ni rastro en ninguna cadena. Resopla.

Suena el timbre. A Lucía le molesta interrumpir su momento de descanso y se pregunta quién será mientras arrastra las zapatillas por el pasillo. Mira por la mirilla. Exclama “¡coño!” mientras se mira al espejo y se peina con los dedos dos mechones de pelo completamente enredados.

Lucía: Alex … ¿tú por aquí? … Qué sorpesa.
Alex: Vengo a que me digas que te parezco ridículo con este traje.
L: Estás genial, en serio.
A: Gracias – mientras sigue apoyado en el marco de la puerta.
L: Pasa, ¿A que hora te vas?
A: Ya, iba de camino.
L: ¿Está Marta abajo? – y aprieta los labios.
A: No, ya sabes que a ella no le gustan estas cosas.
L: ammm ..
A: He hecho esta parada para proponerte que te vengas conmigo.
L: ¿Qué?
A: ¡vamos! Será divertido.
L: Pero … yo es que … no puedo, no tengo nada que ponerme . además …
A: ¿Me dejas comprobarlo por mí mismo? – entra y se dirige al cuarto de Lucía, abriendo su armario y separando las perchas una a una – ¿Y este vestido lila? Tiene hasta el ticket puesto.
L: Es para la boda de mi prima, en Granada, el mes que viene …
A: Póntelo, ¡venga Lucía! Nos lo podemos pasar muy bien. Champán, canapés, una gala entretenida, buena música … ¡y una fiesta después! ¡Todo gratis Lucía!
L: ¿Y quien madruga mañana?
A: Prometo traerte temprano. ¿Me regalas tu compañía, si?

En media hora Lucía estrena su vestido lila, y se dirige del brazo de Alex a un taxi.

lunes, 1 de marzo de 2010

Un sueño

Anoche tuve uno de los pocos sueños que recuerdo de forma totalmente nítida.


Una mesa, en el centro de un restaurante. No se si hay alguien mas, yo solo te veo a ti. Me he puesto mi vestido azul oscuro, ese que siempre reservé para nuestra primera cita romántica.


La cena se ha acabado y sobre la mesa solo quedan nuestras cucharillas de postre, unas servilletas usadas y una vela a medias. De fondo suena una versión femenina de esa balada que tanto te gusta.


Hace unos minutos que nos estamos mirando fijamente a los ojos. No puedo soportarlo más, y me sale una sonrisa de emoción que intento retener mordiéndome el labio. Casualmente, tú estás haciendo lo mismo, y me gusta tanto. En un par de ocasiones he dejado caer mi brazo estirado sobre un lado de la mesa, con la mano abierta. Te he visto mirar de reojo, pero no te has atrevido a cogerme la mano, hasta el tercer o cuarto intento. "Is the freakiest show" sonaba mientras entrelazabas tus dedos con los míos.


Bajo la mesa, mis pies están de puntillas, como si el resto de mi cuerpo esperara con impaciencia un beso. Un beso que llega cuando te inclinas sobre la mesa y levantas mi barbilla con la mano. Un beso que llega cálido y tras el que no puedo hacer mas que marcar una vez mas mis pómulos ruborizados, y pestañear.


Te estoy diciendo tantas cosas sin que me oigas... Será verdad, que hay vida en marte.

viernes, 26 de febrero de 2010

Llueve




Un día mas, el sonido de la lluvia golpeando mi paragüas como única compañía.


Una vez mas, la melancolía llueve.

sábado, 20 de febrero de 2010

... ser tu amiga.




No hace falta que te diga

que me muero por tener algo contigo

Es que no te has dado cuenta

de lo mucho que me cuesta ser tu amigo

Ya no puedo acercarme a tu boca

sin deseártela de una manera loca

Necesito controlar tu vida

saber quien te besa, quien te abriga


No hace falta que te diga

que me muero por tener algo contigo

Es que no te has dado cuenta

de lo mucho que me cuesta ser tu amigo

Ya no puedo continuar espiando

día y noche tu llegar adivinando

Ya no se con que inocente excusa

pasar por tu casa


Ya me quedan tan pocos caminos

y aunque pueda parecerte un desatino

no quisiera yo morirme sin tener

algo contigo

domingo, 14 de febrero de 2010

Mejor no estropear las cosas



Habían pasado casi tres meses desde el cumpleaños de Alex. Desde aquel beso. Desde aquel día, nuestra relación había vuelto a ser la misma. Nos veíamos de vez en cuando, me visitaba a la oficina o nos encontrábamos por el barrio. Nos contábamos en unos minutos como nos iban las cosas y después cada uno seguía con su vida. Pero había una diferencia, y es que cada vez que se iba me quedaba vacía por no haber encontrado una respuesta, sobre aquel beso.

Una noche, estando sola en casa, y tras darle muchas vueltas, decidí que ya era el momento de salir de dudas y pedir explicaciones. Así que cogí el coche y me presenté en la salida de su trabajo, como hice aquel día.

- ¡Lucía! – gritó desde el final de la calle, acercándose a mi coche - ¿Qué te trae por …
- ¿Porqué me besaste?
- ¿Qué?
- Si, que por qué me besaste, el día de tu cumpleaños. ¿Por qué me besaste?
- ¿No te gustó? – dijo tras una pausa, con una sonrisa un tanto avergonzada.
- Necesito saber, saber qué te llevó a besarme. Necesito una respuesta Alex.

Se dio cuenta de que hablaba muy en serio. Quizás por la forma en que apretaba los dientes, o por como luchaba por aguantar las lágrimas con cierto orgullo. Cambió su expresión y entró en el coche.

- Yo también estoy confundido, Lucía – dijo en un tono suave, mientras miraba fijamente al parabrisas – muy confundido … Solo se que me apeteció, y lo hice. No se decirte nada más.

Me quedé callada. Aunque no era una explicación clara, ni convincente, ni mucho menos reconfortante, me bastaba de momento.

- Te visito mañana a la oficina, a la hora del desayuno ¿Vale? – dijo mientras me daba dos besos en las mejillas – Mejor no estropear las cosas.

Esa noche dormí mejor, pero no más tranquila.

domingo, 7 de febrero de 2010

El antes y el después.


Hubo un antes y un después de aquel beso, para mí.

Era lo primero que recordaba al levantarme y lo ultimo en que pensaba antes de dormir. Y entre medias tenía ese beso pegado a mis labios y pesándome sobre los hombros las 24 horas del día.


Hubo un antes y un después de aquel beso, para él.

Pero ambos eran iguales. Parecia no haberle significado nada. Solo que cuando me miraba, por una milesima parte de segundo parecía decirme "¿Recuerdas?"


Nunca, nunca, nunca, nunca sería bastante.

sábado, 23 de enero de 2010

El cumpleaños de Alex (Segunda parte)


A las 10 en punto estaba en la puerta de su trabajo. Hacía muchísimo frío fuera y lo esperaba dentro de mi coche. A los pocos minutos ya estaba tocando al cristal. Me dio un abrazo enorme y me regaló una de sus hermosas sonrisas. Aunque desgraciadamente esta iba acompañada de malas noticias: Marta ya estaba en casa, y le había preparado una bonita cena sorpresa. Así que no podía hacer más que llevarlo a casa y desearle feliz cumpleaños una vez más en el portal. No me sentó tan mal, al fin y al cabo empezaba a hacerme a la idea de que aquello era todo a lo que podía aspirar con él. El conformismo, ¿Os acordáis?

Antes de irse, le di mi regalo, acompañado de los típicos “no hacía falta” “porqué te has molestado” y esas cosas que decimos en estos casos. Lo abrió, y el frío pareció desaparecer de la palidez de sus mejillas. Y debió gustarle mucho, porque lo soltó en el suelo, para rodearme con sus brazos por encima de mi abrigo, y besarme en los labios.

viernes, 15 de enero de 2010

Desde cuando te estaré esperando ...

Ya no duele, porque al fin ya te encontré.
Hoy te miro y siento mil cosas a la vez.
Mira si busqué, mira si busqué,
tengo tanto que aprender,
todo lo que tengo es tu mirada.
De mis recuerdos salen brisas a bordar,
las locuras que tú me quieras regalar.
Y mira si busqué, mira si busqué,
tengo tanto para dar.
Reconozco puertas que yo sé
se abren solamente alguna vez.
Así de poco.
Desde cuando te estaré esperando,
desde cuando estoy buscando
tu mirada en el firmamento, estás temblando.
Te he buscado en un millón de auroras
y ninguna me enamora como tú sabes,
y me he dado cuenta ahora.
Puede parecer atrevimiento,
pero es puro sentimiento,
dime por favor tu nombre.
Yo te llevo por las calles a correr,
vamos lejos, más allá de lo que crees.
Y si pregunto bien, si pregunto mal,
tengo tanto que ofrecer.
Abro puertas que alguien me cerró,
y no busco más sentido a mi dolor.
Mira no me vuelvas loco.
Desde cuando te estaré esperando,
desde cuando estoy buscando
tu mirada en el firmamento, va temblando.
Te he buscando en un millón de auroras
y ninguna me enamora como tú sabes,
y me he dado cuenta ahora.
Puede parecer atrevimiento
pero es puro sentimiento.
Dime por favor tu nombre,
no me vuelvas loco.
Desde cuando te estaré esperando,
desde cuando estoy buscando
tu mirada en el firmamento, va temblando.
Te he buscando en un millón de auroras
y ninguna me enamora,
y al final cuando te encuentro, estabas sola.
Desde Cuando - Alejandro Sanz

martes, 12 de enero de 2010

El cumpleaños de Alex


Se acercaba el cumpleaños de Alex, y aunque intentaba pensar en ese acontecimiento como en un hecho normal y corriente, mi mente divagaba y se evadía de cualquier tema mientras yo imaginaba qué regalo podía hacerle. Un regalo que pudiera demostrarle lo importante que seguía siendo para mí, aunque olvidarle era una tarea pendiente que cada noche me proponía empezar al día siguiente.

Me recorrí los centros comerciales durante tardes. Nada serio, tampoco excesivamente caro (eso le correspondía a ella) pero tampoco insignificante. Algo que me recordara a él, que le mostrara que aún lo recordaba, o un guiño a nuestra amistad. Vamos, que me estaba volviendo loca.

Llegó el tan ansiado día, y cuando lo llamé desde la oficina aún no tenía ni idea de cual podría ser el regalo acertado. Él me saludo contento a pesar de que Marta trabajaba toda la tarde y no podrían celebrarlo juntos.

- Podemos vernos esta noche cuando salga de trabajar, si te parece – dijo.

Ya había dicho que sí sin procesar la idea de que aún no tenía ningún regalo que hacerle. Y desde ese momento empecé a ponerme nerviosa por momentos. Para tranquilizarme, y mordiendo el extremo de una estilográfica, recordé nuestra primera cita en aquel pub donde lo había visto por primera vez y donde tomamos nuestra primera cerveza. Recordé su olor, e incluso la ropa que llevaba puesta. Recordé nuestra conversación, y aquellas preguntas entupidas que se hace la gente que se acaba de conocer. Recordé sonar un reloj a las 9 en punto, y recordé con que cara él lo miraba.

- ¿Sabías que es una réplica en miniatura de un reloj que hay en un centro comercial de Dublín? Tengo una foto bajo el auténtico, es alucinante.


A media tarde regresé a aquel pub y conseguí que el propietario me vendiese aquel reloj por un módico precio, no sin negociar duramente antes.