martes, 24 de noviembre de 2009

Algo es algo

Una noche, sentados en un balcón del Raval (y mucho antes de que Marta existiera) Alex y yo hacíamos fotos al paisaje.

- Ojalá pudiera captar con mi cámara la misma perspectiva que ven mis ojos.
- Bueno, algo es algo. – me dijo.




A los dos días de volver a Mikonos, respondí al mensaje de Alex. Nos citamos en una cafetería en Joanic. La situación seguía siendo tan fría como la última vez que nos vimos, pero al menos lo veía sonreír y hacía un esfuerzo por parecer interesado en todo lo que le contaba.

Pensé hablarle de Dorian, pero me daba miedo no encontrar en su cara ninguna reacción ante lo que le contaba, que no le importara nada. Que no sintiera él lo que siento yo cuando nombra a Marta. Él si me habló de ella, que quería pedirle que vivieran juntos. A ella le ahogaba el alquiler y total, el vivía solo, que ya era bastante estable su relación.

Esta vez no sentí un jarra de agua helada caerme por la espalda, como sentía antes. Ya me estaba haciendo a la idea. Y es que todo había sido demasiado bonito desde el principio. Sentir tantas cosas por él cuando era un desconocido, conocernos de aquella forma, las casualidades que hacían que siempre nos encontráramos, nuestra amistad de fines de semana eternos… Supongo que ya era pedir demasiado el que se enamorara de mí y acabáramos juntos.

Nos fuimos prometiéndonos que no íbamos a volver a pasarnos semanas sin saber el uno del otro. Que una mujer no podía ser un impedimento para una buena amistad, me dijo.

Algo es algo, pensé yo.

1 cosas que decir:

Dorada dijo...

Mmmm... novedades en el frente. Encanta de incluirte en mi blogroll.

Un beso