jueves, 10 de septiembre de 2009

Dorian (II)


Cuando se dispersó el grupo de turistas al que Dorian acompañaba, me acerqué a él con la excusa de preguntarle sobre un medio de transporte. Durante unos minutos me atendió de manera muy amable, me dedicó un par de guiños y se ofreció para enseñarme la playa mas bonita de la isla. Agrari. Nuestra playa de la infancia.

- ¿Agrari? Dicen que es una playa muy propicia para volar cometas.
- Así es, y usted debería conocerla, señorita. Cuando yo era niño ...
- Volabas una cometa con el dibujo de una carabela. ¿verdad?
- ¿Y eso como lo sabe?

Se quedó sorprendido cuando le conté que era aquella niña con aparatos dentales que se sentaba al lado de sus padres. La que su madre siempre le decía que jugara conmigo, y él salía corriendo. Nos reimos un rato recordando aquellas anécdotas, y me citó para cenar aquella misma noche en el principal puente de la pequeña Venecia.

Allí, en la oscuridad coloreada por algunas velas y los faros del fondo, mirando al mar en calma, sus ojos verdes lo eran más que de día. Sabía qué hacer y qué decir en cada momento para quedar como un perfecto caballero, y así las cenas se prolongan hasta la madrugada.

Después de un paseo idílico por una solitaria orilla, nos acabamos bañando en el mar, besando y amando en la arena, hasta quien sabe qué hora.

2 cosas que decir:

Anónimo dijo...

oooooohhhh, que bonito!!!! Me alegro mucho por ti guapa. Estas cosas, como dijiste, son las que le dan ritmo a la vida. Que últimamente vamos faltaos de cariño y felicidad. Besos
Yani

Ariana dijo...

Qué bonito Lucia!!!
Menos mal que están estas cosas (que aunque no me pasen a mí) que alegran y dan sentido a la vida!
Espero que te vaya genial a ti también!
Besos!!