viernes, 16 de abril de 2010

Con un portazo.


Todavía no había presionado el dedo índice en el primer número, cuando sonó el interfono. Miré a través del cristal para encontrarme con una Minerva con la mano en la boca y ojos como platos, mientras que por el altavoz sonaba su voz entrecortada “Tranquila Lucía, que va” me dijo.

Sin saber todavía como interpretar esas palabras, la puerta de mi despacho de abrió estrepitosamente, y unas voces de mujer entraron a través de ella.

- ¡Tú!, vamos a hablar, ¿eh?. – dijo la voz.

Una Marta con los ojos desbocados y la mandíbula apretada acababa de aparecer en mitad mi despacho, como si en mi frente llevara escrito con un luminoso que acababa de tirarme a su hombre. Se acercó a mi mesa y dejo caer sobre ella el peso de su enorme bolso, mientras permanecía de pie frente a mí, mirándome a los ojos (y sospecho que conteniendo un buen tirón de pelos) “Lo sabe” pensé.

- ¿Dónde pasó la noche Alex? – me espetó en la cara sin dejar de mirarme
- ¿Y porqué iba yo a saberlo? – contesté inmóvil en mi silla, sintiéndome por primera vez sucia y rastrera por intentar parecer tan creíble.
- Mira, tú. No es secreto para nadie que anoche estuvisteis en el sarao ese juntos – dijo mientras apoyaba ambas manos sobre mi mesa y se inclinaba ante mí- A los cinco minutos de llegar ya me habían llamado diez veces para decírmelo. Y hasta las 7 de la mañana Alex no ha hecho aparición por nuestra casa. Te lo puedo explicar con menos sutileza – Y me pegó una puñalada con sus preciosos pero muy enfadados ojos verdes. Curiosamente, en ese momento yo me preguntaba porqué esa chica iba tan divina siempre, cabreada incluso.
- No se qué hizo después de dejarme en casa - (¡MALDITA ZORRA MENTIROSA! Me grité a mí misma)
- Oye mira, nunca me has gustado. Desde que supe que existías, no me hiciste gracia. Y mucho menos cuando descubrí que había fotos tuyas en nuestra casa. Y tus llamadas, y tus e-mails, y tus historias para verte siempre con él, y siempre tú saliendo en las conversaciones de Alex. Y el rollito ese de colegas que os traéis, patético. No me caes bien, estorbas en mi vida, y realmente pienso que le das mucha pena a Alex. Solo he venido a decirte que desaparezcas de su vida así – me zampó un chasquido a centímetros de mi nariz- y que no aparezcas más, porque entonces a lo mejor no voy a ser tan sutil. ¿Entendido?

Me di cuenta que no había sabido qué contestarle, cuando oí el portazo que dio mi puerta, con el que mi título universitario se desprendía de la pared y se hacía añicos contra el suelo.

1 cosas que decir:

Ariana dijo...

Vaya..... menuda situación!!! ahora, a Marta no la conozco pero yo le diría unas cuantas cosas porque túno tienes la culpa de que a Alex le guste estar a tu lado y que si tanto le molesta que se lo haga mirar.
Buaaahhh no soporto las tias así!.

Por cierto, presenté el escrito de Eclipse de sol... he quedado tercera ;)

Besos!!!