jueves, 7 de octubre de 2010

Cuando saltan chispas


Hay muchas expresiones populares que utilizamos para una misma sensación. Esa de quedarte enganchada a otros ojos, mientras la piel se te pone de gallina, el estómago de pliega y el corazón se te sube al cuello. Se dice entonces que surge un flechazo, que sientes mariposas en el estómago, que sientes lanzar cohetes o que saltan chispas. Menos mal que es una forma metafórica de hablar, porque si no aquella mañana hubieran echado a arder mi rebeca beige de mala manera.

Al doblar la esquina, como ya estaba acostumbrada que pasara tantas veces en mi imaginación, me lo encontré de frente. Pero esta vez era real, tanto que hasta sentí llegar hasta mí su perfume. Nos miramos, nos sorprendimos, y nos quedamos como esculturas de mármol esperando ser acariciadas por cualquiera. Después de unos interminables segundos, avanzamos tímidamente a saludarnos, provocando un caos. Nos dimos un híbrido entre beso en la mejilla y un abrazo blando y tímido, de esos que se acercan pero no se tocan, nada que ver con los abrazos fuertes y apretados del pasado, esos besos cariñosos que nos marcaban las mejillas, que salían tan de dentro. Todo muy torpe.

Nos ofrecimos unos cuantos “qué tal”, “cómo te va”, hasta llegar al esperado momento. Ese que esperaba desde hacía tanto tiempo y que me revolvía las tripas por las noches, al irme a la cama.

- Te hacía ya en Granada …
- Me quedo – dije con voz rotunda, acompañada con una amplia sonrisa- Al final me quedo …

Nos quedamos en silencio. Un silencio incomodo, en el que ambos nos leíamos en los ojos aquella ultima conversación que mantuvimos. Aquella en la que le pregunté qué pasaría si me quedara y que no obtuvo respuesta. Y que yo había dejado todo por averiguarla. A estas alturas, ya ardía medio Gràcia.

- Me alegro mucho de verte, de verdad – dijo mientras posaba su mano sobre mi brazo y me regalaba una sonrisa cortés. Si necesitas cualquier cosa, ya sabes donde ando.

“Te necesito a ti” - me grité para adentro, mientras nos despedíamos y seguíamos cada uno su camino. - Maldita sea, te necesito a ti.

2 cosas que decir:

Fany dijo...

seguro que también él te necesita a ti...no decaigas!!! fiate de tu intuición, eso es lo único que queda a veces, pero yo creo que siempre acierta :P

Ariana dijo...

wow Lucía!! Me ha encantado esta entrada está enormemente bien escrita y me encanta lo de: A estas alturas ya ardía media Gràcia. Estoy segura de que debió, también, arder toda Barcelona.

Muchos besos Lucía! y espero que todo fuera requetebien!! ;)