domingo, 15 de marzo de 2009

Desde otras perspectivas


Dicen que la primera impresión es la que cuenta, pero esto no hace más que engañarnos y no dejarnos ver la cantidad de cosas maravillosas que se nos escapan de la primera toma de contacto. Eso es lo que me pasó la primera vez que llegué a mi nuevo barrio.

Me habían hablado muy bien del barrio de Gràcia, que era muy céntrico, muy bien comunicado y que era muy bonito y con aires modernistas. Pero cuando llegué a la calle donde estaba mi nuevo hogar aquello me pareció de todo menos bonito y moderno. Era un barrio mas que normal, como la de la casa donde vivía en Granada, con dos enormes pintadas color rojo en la fachada de enfrente, la de la tienda de mascotas. Las vistas desde mi ventana no podían ser oscuras.

Pero con el tiempo aprendí a ver aquel barrio desde otras perspectivas. Desde mi portal, desde el banco de abajo, desde el murito del bloque de al lado, apoyada en la fuente de granito, desde mi parada del metro… Y desde entonces este barrio me parece el más bonito del mundo.



Y cuando llegué, ni siquiera podía haber imaginado que Alex viviría tan cerca.

0 cosas que decir: